Unos haces de luz verticales atraviesan el espacio. Al tocar un haz de luz, éste se abre y libera el canto de un pájaro justo encima del visitante. El visitante siente el calor de la luz en su piel, y un suave ambiente sonoro de la naturaleza le envuelve. Al final del sonido, el haz se cierra lentamente, invitando al visitante a continuar su exploración. Una extraña fauna dibuja un paisaje a la vez abstracto y exuberante.